miércoles, 12 de mayo de 2021

NIEBLA

 


NIEBLA es una moderna novela corta urbana, la que y con su formato y su lenguaje sigue la “evolución del lector”, ofreciendo le diversión sin pretensiones. Asimismo y el tema es un hipotético ataque de los extraterrestres pretendiendo conquistar y esclavizar el Mundo y la respuesta típica de los que no quieren permitir a que esto pasa. En esto, claro, ni los extraterrestres son lo que deberían ser y asimismo ni los héroes defensores de la humanidad tampoco lo son. ¿A que suena, no? Y una niebla, como la vida misma, el paso detrás se pierde de vista, el paso adelante es encuentro con el futuro, el que no puedes ver y nunca es como suponías que será. Todo junto de entrada absurdo hasta ridículo y creando una tras otra situaciones igualmente absurdas, pero ante todo divertidas. Y aún sin pretensiones, pintando nos como en realidad a veces somos, pero sin ser conscientes de ello. De paso es y una suposición científica de ¿Por qué no nos invaden de una vez?

*  *  *

No se veía nada. Solo un paso de suelo de Calle Cerrillo rodeado del blanco de una espesa niebla y un silencio absoluto. Arrepentido por salir de casa y sin separar la mano de las  fachadas intenté llegar al Ladrillo, o cualquier sitio abierto, ya daba igual el que si no hay botellines de cerveza, la razón por la que me metí en este infierno blanco. Un paso y observar, otro paso y observar y se repetía lo mismo, solo un blanco espeso igual que el de paso anterior. De repente un fuerte grito de susto rompe el silencio a trozos.

- ¡Aaaaay, madreee! - se oía voz desde la niebla - ¿Quién eres?

- ¡Soy yo, joder! - respondo recuperando me de susto - ¿Y tu quien eres?

- ¡Soy yo! - grita la silueta desde la niebla a dos metros de mi - ¿Qué quieres de mi?

- De ti nada. - respondo ya un poco calmado – Quiero ir a Ladrillo, pero no veo nada.

- ¿Dónde estamos? - pregunta la silueta desde la niebla.

- En Moralzarzal, donde si no. - respondo.

- ¡Menos mal! - contesta otro, igualmente apoyado a la fachada y acercando se un poco - llevo toda mañana andando, temía que llegué a Villalba.

- ¿Eres de Moralzarzal? - pregunté.

- Si. De toda la vida. - responde otro - pero en mi vida no vi algo así. Parece niebla, pero es mas espeso, no se ve nada de nada. ¿Y tu? - pregunta.

- Yo también soy de Moralzarzal. - respondo - Salí porque quede con Fernando y Bobi a tomar alguna cerveza en Ladrillo y... me perdí.

- ¿Eres tu Miguel? - se sorprende otro - Joder, que soy Ángel de Bodeguita, me iba a trabajar y también me perdí. Toda mañana estoy andando...

- Pues te diste una vuelta tremenda, yo salí de casa hace veinte minutos, no pude llegar lejos. - comento.

- Yo ya no tengo ni idea donde estoy. - comenta Ángel.

- Yo vengo de ahí, así que deberíamos ir ahí de donde tu viniste. - le explico - si llegamos

a Ladrillo, ya por lo menos sabremos donde estamos.

- Vale. - responde Ángel.

- Pero con cuidado de no separarnos. - le comento – Si no, nos perderemos otra vez.

Un tiempo apoyados a las fachadas íbamos en la dirección en la que se suponía que llegaremos a la esquina donde cristalería y orientarnos. Luego girar a la izquierda y llegaremos a Ladrillo. Ya me hacia falta un trago de la cerveza para despejarme, pero en mismo me entraba pánico de perdernos de todo y no tomar esa cerveza nunca mas.

- ¡Socorro! - una chillona voz de una mujer de nuevo rompió el silencio en la que se oía solo fuerte respiración de Ángel - ¡Auxilio! ¡Violación!

Ante mi aparece el rostro aterrorizado de una mujer mayor.

- ¿Quien... le viola? - pregunté sorprendido intentando ver si hay alguien en la niebla detrás de ella.

- ¡Usted! - chilla ella - ¡Suelte me las tetas!

Me dí cuenta que apoyando me con la mano en la fachada, mi mano sin darme cuenta acabó en los enormes pechos de la mujer la que estaba en la niebla.

- ¡Ay, perdone Usted! - me disculpé. - Es que no la vi.

- No pasa nada. - comenta ella - Pero siguiente vez pregunta antes.

- ¿Eres tu Carmen? - pregunta Ángel desde la niebla detrás de mi.

- ¿Ángel cabrón, eres tu? - responde ella con pregunta.

- Ya veo que os conocéis. - digo - No hace falta que os presento, jejejeje.

- ¿Donde coño estamos? - pregunta Carmen.

- Miguel dice en Moralzarzal, pero sabe lo tu... - se queja Ángel - yo no me entero.

- ¿Pero tu no deberías estar trabajando ahora? - pregunta Carmen.

- Debería. - confirma Ángel - Salí de casa esta mañana y es hasta donde llegué.

- ¿Joder, a ver si salimos de esta! - comenta Carmen decepcionada.

- Tranquilos. - intenté tranquilizarlos - Yo venia por del Cerrillo y como no giré, se supone que estamos cerca de cristalería esa...

- ¡A ver! - suspira Carmen preocupada.

- Perdidos. Ya te digo. - comenta Ángel.

- Si lo supiera me quedaría en casa. - se quejaba Carmen – Me daba miedo que desastre hará ese Paraguayo en la cocina sin mi, pero ahora me da igual y la cocina y el menú.

- Dejad de llorar como niños. - les subía el animo - Seguid me despacio y con cuidado, veréis que saldremos al salvo.

Pegados a las fachadas íbamos un tiempo los tres en silencio, mientras del Cerrillo se hacía eterno, hasta me preguntaba si no me equivoqué forzando la vista sin conseguir ver nada mas que el blanco, espeso como una pared.

- ¡Perdonen! - se oía de repente desde la niebla.

Los tres intentábamos ver de donde viene la voz, pero no se veía nada excepto la niebla.

- ¿Villalba? - preguntaba la voz desde la niebla.

- ¡Cuidado Miguel! - me avisaba Ángel apretando se a mi - Puede que es un extraterrestre. - añade en voz baja.

- Que va hombre. - le respondí tranquilizando le - Es alguien perdido como nosotros.

- ¿Y como que él nos ve a nosotros y nosotros no le vemos a él? - pregunta en voz baja Carmen, agarrando me el brazo.

Es cierto pensé, intentando ver algo en la niebla, pero no veía nada.

- ¿En que dirección es Villalba? - preguntaba de nuevo la voz desde la niebla, a lo que los dos se apretaban aún mas a mi.

- ¡Es esto! - comentaba Ángel en voz baja - ¡La niebla! La hicieron ellos... extraterrestres, para invadirnos.

- ¡Claro! - confirma Carmen - Por eso no los vemos.

Hasta me hicieron dudar, aún que yo no creía en estos rollos de extraterrestres, pero era verdad, ¿como él nos veía a nosotros y nosotros a él no?

- ¿Cuantos somos? - pregunté en voz alta hacia la niebla, como si por comprobar.

- Tres. - responde la voz desde la niebla - ¿Porque?

Como si se me cortaron las piernas.

- ¿Lo ves? - pregunta Ángel en voz baja.

- Parece que es solo uno. - respondo intentando mas tranquilizarme a mi mismo que a ellos.

- ¿Y porque pregunta por Villalba? - se extraña Ángel.

- Seguro ahí tienen que aterrizar los suyos. - comenta Carmen.

- Oye tranquilos, nosotros somos tres y él solo. - de nuevo intenté tranquilizarnos.

- Si, pero Dios sabe que armas tiene ese. - se queja Ángel - Y nosotros desarmados.

- Yo solo tengo el sartén ese grande que lo presté del bar para hacer la tortilla a Manolo - comenta Carmen.

- ¿Porque no se acerca? - pregunté hacia la niebla.

- ¿Porque? - pregunta la voz desde la niebla, pero sonaba distinto.

Un fuerte grito de los tres de nuevo rompió el silencio en el que hasta se oían nuestros corazones acelerados de miedo y una sombra apareció desde la niebla delante nosotros.

- ¿Que coño os pasa? - preguntaba sombra y al cercarse pudimos ver a Fernando con una sorpresa en su rostro.

- ¡Joder tío, casi nos matas de susto! - le comenté, pero en voz baja. - ¿De donde vienes?

- Me iba a Ladrillo como quedamos, pero me perdí en esa mierda de niebla. - explica Fernando - Y a vosotros que os pasa?

- Hay un extraterrestre ahí. - explica Ángel en voz baja.

- ¿Que extraterrestre y que cojones? - se extraña Fernando.

- Si, extraterrestre. - confirma Carmen - Él nos ve y nosotros a él no.

- ¿Y donde está? - pregunta Fernando extrañado.

- Ahí delante. - le respondo enseñando a la espesa niebla.

Unos momentos los cuatro estábamos sin éxito esforzando la vista intentando ver algo en la niebla.

- Perdone por insistir, pero si solo me indiquen en que dirección es Villalba, no les

molestaré mas. - insistía la voz desde la niebla.

- ¿Cuantos somos ahora? - pregunte en voz alta hacia la niebla.

- Cuatro. - responde la voz - ¿Porque?

- ¿Lo ves? - comenta Ángel al Fernando el que intentaba creer lo.

Tras unos momentos de duda, Fernando se agacha un poco dando nos señal con la mano a que hacemos lo mismo.

- Somos cuatro y él solo. - explicaba Fernando - Le reduciremos y te haremos cantar cuando y donde aterrizarán los suyos de la invasión esa. Y con esto alarmaremos a las autoridades.

- Pero es un invasor. - se quejaba Ángel - Seguro que va armado hasta los dientes con esos lásers y yo que sé.

- Me dan igual y lásers y todas las mierdas extraterrestres. - comenta Fernando con decisión - ¡A mi pueblo no lo invade nadie!

- Mejor si llamamos a los polis... - proponía yo.

- ¿Esos inútiles? - responde Fernando con ironía - Tu Miguel vete con Ángel por ese lado, tu Carmen por ese y yo le atacaré de frente. ¿Vale?

No me quedé muy convencido con la táctica, pero es lo que había. Me fui con cuidado por la derecha, estirando a Ángel agarrado a mi chaqueta. De repente se oía fuerte sonido metálico, me di cuenta que es la sartén de Carmen.

- ¡Lo tengo! - chillaba Carmen desde la niebla - ¡Ay! Falsa alarma. Perdona Fernando.

- ¡Aaaaaay! - se oía el grito de Fernando.

- Yo lo dejo. - comentaba Ángel soltando mi chaqueta y desapareciendo en la niebla detrás.

De repente choque con alguien. ¡Extraterrestre! Le agarre el cuello con fuerza.

- ¡Aaaay! ¡Por favor! - chillaba extraterrestre - ¡Suelte me!

De repente se me hizo todo oscuro y sentí un fuerte dolor en la cabeza. Estaba seguro que el extraterrestre me disparó con alguna de esas armas letales y justo cuando pensé que es el fin, oí la voz de Carmen.

- ¡Ay, perdona Miguel! - se disculpaba.

- ¿Pero que os pasa? - preguntaba extraterrestre debajo de mi aterrorizado.

- ¿Vienes a invadirnos la planeta y que nos pasa a nosotros? - le chilla Carmen intentando darle con la sartén.

- Yo no invado a nadie, solo busco camino para volver a hotel. - casi llorando explicaba extraterrestre.

- ¿Volver a hotel? ¿O a hotel Marte? - chillaba Carmen cabreada.

- No, a hotel FC Villalba. - explicaba extraterrestre aterrorizado.

Se me aclaró mientras un poco delante los ojos y el hombre debajo de mi no se parecía a extraterrestre, era mas bien como un pijo aterrorizado.

- ¿Y como tu nos veías y nosotros a ti no? - le pregunté sin soltarlo por sea caso.

- Es la aplicación en mi Samsung. La cámara con infrarrojos, mira... - decía pobre enseñando su teléfono.

- ¡A ver! - se oía voz de Fernando desde la niebla apareciendo con una mano en la cabeza y expresión de dolor en su rostro cogiendo el teléfono de la mano de ese, el que ya no me parecía a mi un extraterrestre.

Fernando estaba mirando a la pantalla moviendo el teléfono de un lado a otro.

- ¡Joder que pasada tío! - comentaba Fernando - Veo a Ángel ahí. ¡Ven aquí cabrón!

- ¡Yo no soy con ellos! - se oía a Ángel chillando desde la niebla.

Me levanté y en mismo instante el que se suponía que era extraterrestre desapareció en la niebla corriendo.

- ¡Soy Fernando, capullo, joder! - se oía a Fernando en la niebla, volviendo con el Ángel aterrorizado.

- ¿Veremos con eso llegar a alguna parte? - preguntaba Carmen.

- Yo que sé. - comenta Fernando - Se ven solo personas como esas manchas rojas.

Y en este momento se oyó el sonido de hojas de arboles, movidas por el viento soplando desde la sierra y en unos instantes la niebla desapareció como si nunca no escondía todo. Caminando lentamente hacia Ladrillo Fernando jugaba con el teléfono del extraterrestre.

- Vaya pibon que tiene ese, jejejeje. - comentaba Fernando - ¡Anda! Y otro mas jejejeje.

- Ya veía yo que es un golfo. - comentaba Carmen - Lastima que no le dí con la sartén.

- Pero lo diste a mi. - me quejaba - Casi me reventas la cabeza.

- Anda y a mi. - comentaba Fernando, sin levantar la mirada del teléfono.

En Ladrillo nadie creía a Fernando lo de extraterrestre, aún que enseñaba a todos la prueba material, el teléfono con la tecnología aún desconocida por la rasa humana. Yo no comentaba nada... hasta quinta cerveza y es cuando el extraterrestre obtuvo un aspecto de Terminator y estaba a punto de matar todo Moralzarzal. Hasta la Ruth la camarera nos invito una ronda por salvar tantas vidas, igual nos creía, igual de cachondeo, quien sabe.


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