domingo, 23 de mayo de 2021

SALVANDO MADRID

 



Se trata de un divertido remake de la anterior película https://www.fulltv.com.mx/libero-2005.html distribuida en siete idiomas y muy bien acogida y por el crítico y por el publico. La misma historia se “traslada” a la capital madrileña, donde un grupo de amiguetes encuentra a una bomba de relojería, colocada por terroristas junto la misma Puerta de Alcalá. Deciden tirarla al estanque del parque de Retiro, para que agua amortigüe la honda expansiva. Un “viaje” de tan solo unos cienes de metros se convierte en una divertida y cómica aventura.

* * *

- Con esta maravillosa canción me despido de ti, dejándote en manos de Francisco y sus éxitos de ochenta y noventa. Hasta mañana en misma hora. - decía una locutora en una cabina de radio, dando con la mano la señal al Heavy, un hombre detrás de cristal de la cabina de alrededor de los cuarenta, con barba y melena cayendo a sus hombros.

Haciendo click con el ratón en la playlist en la pantalla Heavy arranca la canción y tirando el ratón con resignación acordaba esos tiempos cuando esto se hacía de otra manera. Se ponía tocadiscos en marcha con la aguja puesta, pero con el pulgar sujetando el disco levantando le un poco para que el plato debajo resbalase y con otra mano y con un dedo en cada uno de los potenciómetros se bajaba el de micro y se subía el de tocadiscos, soltando en el momento adecuado el pulgar del disco para que arranque y que la música suavemente se encadena con la voz de locutora... Hoy esto ya no existe, la música se pincha con el ratón, lo hace cualquiera de esos frikis y poniendo su chupa roquera y dejando su sitio a un joven de un aspecto de torpe, Heavy sin despedirse sale.

- Vaya ánimos que llevamos hoy. - comentaba el chico torpe tras él.

- ¡Los ánimos guardo para tu madre! - se oía voz de Heavy de fuera.

Saliendo a la calle, Heavy intenta encender un cigarrillo, pero su mechero no encendía.

- ¡Mecaguen los putos Chinos! - se quejaba Heavy - El quinto mechero que compro en dos días y no enciende.

- Es que me pisaste mi “Tabak” en Moratalaz tres veces, a parte de ahí en Ventas... - se oía a un grafitero viniendo por la calle vacía y reprochando al otro, el que igual llevaba la mochila manchada de pintura.

- ¡Oye chicos, ¿Tenéis fuego? - preguntaba Heavy con el cigarrillo en la mano.

- Si. Tenemos. - responde uno de ellos pasando.

Unos momentos Heavy se queda con el cigarrillo en la mano mirando tras los chicos pasando junto a él sin parar y en fin riendo.

- ¡Mecaguen sus putas madres que os parieron tan gilipollas! - gritaba Heavy tras ellos.

- Si quieres fuego, te lo daré yo cariño. - decía viniendo una negra corpulenta, vistiendo una minifalda, medias de red y una blusa plateada con un gran escote.

- ¿Tienes mechero? - preguntaba Heavy volviendo se hacia ella.

- Mechero no cariño, pero mucho fuego si. - responde ella con una sonrisa viciosa.

- ¿Y que enciendo yo con ese fuego? - preguntaba Heavy con ironía.

- Prueba y verás cariño, jejejeje. - responde ella.

- A mi me hace falta encender el puto cigarrillo, nada mas. - se quejaba Heavy.

- A ti te hacen falta ganas guapo. - comentaba ella alejando se por la calle vacía.

- Hablando de ganas... - decía en voz baja Heavy, entrando en un restaurante con la persiana ya medio bajada.

- ¡Estamos cerrados! - decía un camarero con mala cara recogiendo lo que quedaba en las mesas.

- No, es que solo voy un momento al váter... - decía Heavy intentando pasar, pero el camarero se le pone delante.

- ¡Está ya limpiado! - le comentaba seco el camarero - Además es solo para los clientes.

- Pues pon me una caña y ya soy cliente. - proponía Heavy - Es que me meo tío.

- La caja está cerrada, así que no puedo servirle. - no se resistía el camarero - Y como no es cliente, no puede usar los baños.

- ¡Vale! - se rinde Heavy - ¡Capullo! - añade saliendo.

En la calle vacía Heavy estaba mirando si hay algo abierto, pero no veía nada.

- ¡Vaya capital europea! - se quejaba Heavy - Todo cerrado como en un puto pueblo.

Andando por la calle vacía a Heavy le pareció ver algo abierto en un callejón y llegando hasta ahí entró en un pequeño bar con unas pocas personas dentro.

- Una caña. - digo Heavy de paso al camarero dirigiendo se con prisa al servicio.

- ¡Heavy, leyenda! - decía un joven trajeado y de aspecto pijo poniendo se delante de él.

- Hola... - respondía Heavy intentando pasar.

- Precisamente hablaba a este cliente mío de “Los Rodolfos” como era antes diferente promocionar un disco. - se enrollaba el trajeado.

- Si. - responde Heavy intentando pasar - Incomparable tío.

Mientras el camarero le sirve la caña fría, haciendo le a Heavy dudar por un momento si seguir al baño, o echar antes un trago de cerveza.

- Esta invito yo. - decía el trajeado al camarero, quitando por un momento las dudas de

Heavy, el que casi la bebe de un trago. - Mi amigo Heavy es la eminencia del mundo de radio. - explicaba al joven con un aspecto igualmente pijo el que estaba con él.

- Encantado. - decía otro.

- Pon nos aquí otra. - decía el trajeado al camarero - Heavy nos puede echar una mano en promoverlo en la radio - explicaba al otro.

- Vale, solo tengo... - decía Heavy acabando la primera caña.

- Seguro que ya conoces a “Los Rodolfos” - decía el trajeado - Yo los represento y ahora tienen una verdadera bomba tío, “Soy un sexy boy” será un exitaco, te lo juro.

- Vale, solo tengo que ir u momento al baño. - decía Heavy.

- Está estropeado. - decía camarero.

- ¡Joder! - se quejaba Heavy.

- Soooy un seeexy booooy... - cataba el trajeado. - ¿Te suena?

- No, pero veremos... - decía Heavy acabando la otra caña.

- Toma. - decía el trajeado dando le un CD con un billete de cincuenta euros encima - Intenta ponerlo lo mas que puedas, ya sabes.

- Claro, no te preocupes. - decía Heavy poniendo el CD y el billete en los bolsillos - Es que me esperan ahí unos... - añadía alejando se de ellos hacia la puerta.

- Vale leyenda. - decía el trajeado tras él - Nos veremos.

No hubo nadie en la calle mientras Heavy iba hacia la iluminada calle Alcalá en el fondo, ya pensando como solucionar de emergencia lo de ganas de orinar. Y justo al ver uncontenedor de basura adecuado para esconderse un poco, oyó a un pequeño perro ladrando tras él.

- Tiene miedo. - decía una voz femenina y al volverse Heavy veía a una señora vestida con una bata de casa, paseando un pequeño perro.

- ¿Miedo? - se extrañaba Heavy.

- Si. - explicaba la señora - Tiene miedo de todo el mundo, por esto ladra.

- Lo que me faltaba, perro paranoico. - se quejaba Heavy en voz baja saliendo a la calle Alcalá, donde tampoco hubo gente.

- ¿Que pasa gordo? ¡Jajajajaja! - se oía alguien gritando tras él y al darse vuelta Heavy veía a su amiguete Easy un hombre de misma edad también con un aspecto roquero con barba y melena pero bastante mas delgado que Heavy, acompañado por Hans un chico algo mas joven con cabeza rapada y un aspecto nazi.

- Pasa que me estoy meando tío. - responde Heavy mientras los dos se le acercaban.

- ¿Pues a mojar a la puerta? - preguntaba Easy con sonrisa - Hace casi dos años que no lo hicimos.

- No queda otra. - responde Heavy y los tres cruzan la calle hasta la Puerta de Alcalá.

Una vez junto la puerta los tres se ponen en posición para orinar.

- ¿Te acuerdas gordo cuando lo hicimos primer vez? - preguntaba Easy.

- Si, hombre. - responde Heavy - Éramos chavales entonces. Nos fotografiaron esos Japoneses y hasta lo pusieron en Internet.

- Si les convenciste que es costumbre madrileña jajajaja. - comentaba Easy.

- ¡Una bomba! - decía Hans.

- Si, era una bomba en Internet. - confirmaba Easy.

- ¡No! - explicaba Hans - ¡Una bomba de verdad! Aquí.

Acercando se a Hans los tres estaban sin palabras mirando a una bomba de relojería junto a uno de los pilares de la puerta.

- Parece de verdad tío. - comentaba Easy preocupado.

- Y es de verdad. - comentaba Hans.

- ¿Y tu como coño lo sabes? - preguntaba Heavy.

- Joder, lo sé porque no soy tinto como tu. - respondía Hans.

- Puede que es un cachondeo de alguno de esos gilipollas. - opinaba Heavy.

- Pero si que parece de verdad tío. - comentaba Easy preocupado.

- Tiene ese display de reloj de verdad. - explicaba Hans - Demasiado caro para una broma tonta, es de verdad segurísimo

- ¿Y que cojones hacemos? - preguntaba Easy mirando al alrededor desierto.

- Pasando tío. - proponía Hans - No es nuestro problema.

- Es verdad... - le daba razón Heavy.

- Si pasando. - comentaba Easy - ¿Y que si explota cuando haya alguien? ¿Unos niños por ejemplo? Sería como si los hemos matado nosotros tío.

- ¿Cómo coño nosotros? - se quejaba Heavy - No la pusimos nosotros.

- Si, pero pudimos prevenirlo. - explica Easy.

- ¿Llamamos a los polis? - propone Heavy.

- ¿A los polis? - preguntaba Hans con resignación -¿Nosotros tres con esas pintas junto a una bomba? ¡Anda tío!

- Es verdad... - le daba razón Heavy. - Pues anda tu don responsable, haz algo, yo me voy a coger el búho pa' Vallecas.

- Calmaos joder, escuchad. - comentaba Easy – La podemos tirar al estanque del Retiro. El agua amortiguará a la honda expansiva y solucionado.

- Vale, solucionado. - decía Heavy - Adiós.

- Espera, joder. - decía Easy - Tienes que hacerlo tu. Hans tiene condicional, si le ven con bomba por ahí no saldrá de chirona hasta la jubilación. Y yo, ya sabes que tengo pendiente eso del capullo de portero ese de ahí en Vallecas... Solo quedas tu sin antecedentes.

- ¿Y se supone que por eso tengo yo que ir con la bomba por ahí? - se quejaba Heavy.

- Que va. - le convencía Easy - Son dos pasos tío y ya estás en el parque, ahí ya no te ve nadie hasta el estanque.

- Jodeeeeer... - dudaba Heavy.

- Anda tío, es nada. - comentaba Easy - Y tu y yo Hans mejor que nos largamos, si no, nos meteremos en lío gordo.

- ¡Esperad, joder! - se quejaba Heavy - ¿No va explotar la mierda al cogerla?

- Que va. - explicaba Easy alejando se con Hans - Solo ten cuidado, nada mas.

- Ten cuidado con esos cables. - añadía Hans.

Mientras Easy y Hans ya se alejaban hacia Cibeles, Heavy se quedó mirando a la bomba en el suelo y sin poder comprender porque se metió en ese follón. Tras dudar un rato, Heavy se atreve coger la bomba con mucho cuidado y visible miedo levantando la del suelo comienza con unos pasitos lentos cruzar la calle.

- Si esto revienta... - se quejaba Heavy en voz baja - No será “De Madrid al cielo”, sino de Madrid directo al puto infierno.

- ¡Heavy, cabrón! - se oía - ¿Dónde vas?

Al darse vuelta Heavy veía a Manolo, el camarero de Casa Salvador viniendo con un bocadillo de medio metro envuelto en papel de plata bajo brazo.

- Hola Manolo. - respondía Heavy confuso - Voy ahí... al Retiro.

- Esta cerrado. - decía Manolo - Parece que ahora lo cierran por la noche.

- ¡Jodeeer! - suspira Heavy llegando hasta un banco y dejando con cuidado la bomba encima se sienta junto ella. - Y tu ¿Qué haces en esas horas?

- Es mi pena Heavy. - comentaba con un suspiro Manolo sentando se junto a él. - Ya has oído lo de mi mujer Marta...

- No. - se extrañaba Heavy - ¿Qué la pasó?

- No la encuentro. - explica Manolo - Comienzo todo hace ya casi veinte años, cuando se perdió nuestro hijo Alfonso. Tenía entonces cuatro añitos. Como cada día Marta le llevó al parque aquí para jugar, pero ese día apareció ese Dminguez el vecino ese pesado el que iba tras mi Marta y la distrajo. Y el niño desapareció. Lo hemos buscado por todas partes y nada. Como si la tierra se le tragó.

- ¿Y que pasó? - preguntó Heavy intrigado.

- Marta y y no nos rendimos. - continuaba Manolo - Cada tarde todos estos años íbamos al Retiro a buscarle, cada tarde, hasta que un día hace poco Marta se fijó en un vagabundo, convencida que es nuestro Alfonso. Intenté convencerla que no lo es, pero no hubo forma, así que le trajimos a casa. Ahí Marta se empeño a que él se acuerda de algo, de su habitación la que se quedó igual desde entonces, incluso le bañaba como antes...

- ¿Pero no era él, no? - preguntaba Heavy.

- Que va. - se quejaba Manolo - Era un aprovechado, pero no huno forma de convencer a Marta, así que un día... Se fue con él... Y ahora a ella tampoco la encuentro.

- ¿Y crees que estaría por el Retiro? - preguntaba Heavy.

- Lo mas probable. - comentaba Manolo - Ese vagabundo creía que es uno de los de Star

Teks y hablaba ahí con los arboles, como si eran tripulantes suyos de ese Enterprise o yo que sé. Seguro que sigue por ahí. Y mi Marta con él.

- ¿Y ese bocata, lo llevas para ella, si la encuentras? - preguntaba Heavy.

- ¿Que? - como si se despertaba Manolo - No, es mío, no me dio tiempo cenar ahí. Es lomo con pimientos. 'Sta de puta madre. ¿Quieres mitad?

- Hombre... - sonríe Hevy cogiendo la mitad del bocadillo - Solo faltan unas cervecitas...

- Flias. - se oía detrás de ellos - Dos eulo.

Al volver la mirada atrás veían a un Chino con una enorme maleta frigorífica.

- ¿Chen? - se sorprende Heavy - ¿De donde coño vienes tu?

- De coño vienes tu, jajajaja. - ríe Chen - Vengo de Sol, hubo una plotesta, pelo todo plingao no beve celveza. Negocio luina.

- ¿Y los polis te dejan vender cerveza ahí? - se extrañaba Heavy.

- Deja mielda. - se quejaba Chen - No deja. Coge una lata cada poli.

- Pues que ya estás, pon nos dos latas aquí, anda. - decía Manolo dando monedas al Chen.

- Me tomo y yo una, a tomal pol culo negocio luina. - comentaba Chen dando les las latas y sentando se junto ellos. - ¿Y tu que hace aquí con esa bomba? - preguntaba Chen.

- ¿Que bomba? - preguntaba Manolo aterrorizado.

- Esa, joder... - explicaba Heavy - le encontremos ahí junto la puerta...

- ¡Pero estás loco, nos puede matar! - gritaba Manolo levantando se.

- No. - decía Chen - Hay tiempo.

- ¿Y tu como lo sabes? - desconfiaba Manolo.

- Aquí pone en display. - explicaba Chen - Mañana a medianoche hace bum.

- Ah pues... - decía Manolo volviendo a sentarse.

- ¿No quieres eso? - preguntaba Heavy a Manolo.

- ¿El que? - se extrañaba Manolo mareado.

- Tu mitad de bocata. - explicaba Heavy - por si no lo quieres...

- Joder, coge lo. - decía Manolo preocupado.

Un tiempo se quedaron los tres en silencio, Hevy comiendo y el Manolo dando vueltas a la cabeza.

- Ahí algo no encaja tío. - decía Manolo - ¿Porque alguien dejaría una bomba hoy, para que explota mañana por la noche?

- Selá telolista tonto, jejejejeje. - comentaba Chen.

- Pon nos otras cervezas, anda. - decía Heavy comiendo - te lo pagaré mañana.

- ¡No mañana! - se quejaba Chen - Ahola.

- Vale, pesao... - comentaba Heavy dando le monedas a Chen y recogiendo la lata. - Ese

Chen me da lata, jejejeje. - decía Heavy a Manolo dando le su lata.

- Cuida me la maleta, voy a puelta a meal. - decía Chen levantando se.

- ¿Mear al monumento de la capital? - se extrañaba Manolo - ¡Que poco respeto tío!

- Es costumble aquí. - explicaba Chen - Pone en intelnet. - añade alejando se.

- Es verdad... - confirmaba Heavy terminando a comer y echando un gran trago de la lata.

- Pues vaya personaje ese... - decía Manolo.

- Chen. - decía Heavy. - Es buen chaval.

- ¿Y como tienen esos nombres, Chen, Chan? - comentaba Manolo

- Es porque los nombres ahí le dan así que cogen un bol ese de chapa y le tiran al suelo y según el ruido que hace, el niño obtiene el nombre. Chin Chen, Chan Chong...

- Es coña. - decía Manolo.

- No tío es verdad. - explicaba Heavy - Me lo contó un profesor Chino.

- ¿Y como entonces ese que era dictador ahí, Mao ese? - preguntaba Manolo.

- Pues dieron con el bol al gato. - explicaba Heavy.

- Tiene lógica. - admitía Manolo - Pero lo de bomba no.

- Tu tío estas buscando lógica en todo. - decía Heavy - Pero no la hay, a veces cosas simplemente son como son.

Y era pura verdad. Esperamos lógica de todo lo que trae el futuro, pero el futuro casi siempre nos sorprende. Igual es porque la lógica también cambia con el tiempo, lo lógico de ayer a veces no lo es de hoy y lo lógico de hoy no lo es de mañana.


miércoles, 12 de mayo de 2021

NIEBLA

 


NIEBLA es una moderna novela corta urbana, la que y con su formato y su lenguaje sigue la “evolución del lector”, ofreciendo le diversión sin pretensiones. Asimismo y el tema es un hipotético ataque de los extraterrestres pretendiendo conquistar y esclavizar el Mundo y la respuesta típica de los que no quieren permitir a que esto pasa. En esto, claro, ni los extraterrestres son lo que deberían ser y asimismo ni los héroes defensores de la humanidad tampoco lo son. ¿A que suena, no? Y una niebla, como la vida misma, el paso detrás se pierde de vista, el paso adelante es encuentro con el futuro, el que no puedes ver y nunca es como suponías que será. Todo junto de entrada absurdo hasta ridículo y creando una tras otra situaciones igualmente absurdas, pero ante todo divertidas. Y aún sin pretensiones, pintando nos como en realidad a veces somos, pero sin ser conscientes de ello. De paso es y una suposición científica de ¿Por qué no nos invaden de una vez?

*  *  *

No se veía nada. Solo un paso de suelo de Calle Cerrillo rodeado del blanco de una espesa niebla y un silencio absoluto. Arrepentido por salir de casa y sin separar la mano de las  fachadas intenté llegar al Ladrillo, o cualquier sitio abierto, ya daba igual el que si no hay botellines de cerveza, la razón por la que me metí en este infierno blanco. Un paso y observar, otro paso y observar y se repetía lo mismo, solo un blanco espeso igual que el de paso anterior. De repente un fuerte grito de susto rompe el silencio a trozos.

- ¡Aaaaay, madreee! - se oía voz desde la niebla - ¿Quién eres?

- ¡Soy yo, joder! - respondo recuperando me de susto - ¿Y tu quien eres?

- ¡Soy yo! - grita la silueta desde la niebla a dos metros de mi - ¿Qué quieres de mi?

- De ti nada. - respondo ya un poco calmado – Quiero ir a Ladrillo, pero no veo nada.

- ¿Dónde estamos? - pregunta la silueta desde la niebla.

- En Moralzarzal, donde si no. - respondo.

- ¡Menos mal! - contesta otro, igualmente apoyado a la fachada y acercando se un poco - llevo toda mañana andando, temía que llegué a Villalba.

- ¿Eres de Moralzarzal? - pregunté.

- Si. De toda la vida. - responde otro - pero en mi vida no vi algo así. Parece niebla, pero es mas espeso, no se ve nada de nada. ¿Y tu? - pregunta.

- Yo también soy de Moralzarzal. - respondo - Salí porque quede con Fernando y Bobi a tomar alguna cerveza en Ladrillo y... me perdí.

- ¿Eres tu Miguel? - se sorprende otro - Joder, que soy Ángel de Bodeguita, me iba a trabajar y también me perdí. Toda mañana estoy andando...

- Pues te diste una vuelta tremenda, yo salí de casa hace veinte minutos, no pude llegar lejos. - comento.

- Yo ya no tengo ni idea donde estoy. - comenta Ángel.

- Yo vengo de ahí, así que deberíamos ir ahí de donde tu viniste. - le explico - si llegamos

a Ladrillo, ya por lo menos sabremos donde estamos.

- Vale. - responde Ángel.

- Pero con cuidado de no separarnos. - le comento – Si no, nos perderemos otra vez.

Un tiempo apoyados a las fachadas íbamos en la dirección en la que se suponía que llegaremos a la esquina donde cristalería y orientarnos. Luego girar a la izquierda y llegaremos a Ladrillo. Ya me hacia falta un trago de la cerveza para despejarme, pero en mismo me entraba pánico de perdernos de todo y no tomar esa cerveza nunca mas.

- ¡Socorro! - una chillona voz de una mujer de nuevo rompió el silencio en la que se oía solo fuerte respiración de Ángel - ¡Auxilio! ¡Violación!

Ante mi aparece el rostro aterrorizado de una mujer mayor.

- ¿Quien... le viola? - pregunté sorprendido intentando ver si hay alguien en la niebla detrás de ella.

- ¡Usted! - chilla ella - ¡Suelte me las tetas!

Me dí cuenta que apoyando me con la mano en la fachada, mi mano sin darme cuenta acabó en los enormes pechos de la mujer la que estaba en la niebla.

- ¡Ay, perdone Usted! - me disculpé. - Es que no la vi.

- No pasa nada. - comenta ella - Pero siguiente vez pregunta antes.

- ¿Eres tu Carmen? - pregunta Ángel desde la niebla detrás de mi.

- ¿Ángel cabrón, eres tu? - responde ella con pregunta.

- Ya veo que os conocéis. - digo - No hace falta que os presento, jejejeje.

- ¿Donde coño estamos? - pregunta Carmen.

- Miguel dice en Moralzarzal, pero sabe lo tu... - se queja Ángel - yo no me entero.

- ¿Pero tu no deberías estar trabajando ahora? - pregunta Carmen.

- Debería. - confirma Ángel - Salí de casa esta mañana y es hasta donde llegué.

- ¿Joder, a ver si salimos de esta! - comenta Carmen decepcionada.

- Tranquilos. - intenté tranquilizarlos - Yo venia por del Cerrillo y como no giré, se supone que estamos cerca de cristalería esa...

- ¡A ver! - suspira Carmen preocupada.

- Perdidos. Ya te digo. - comenta Ángel.

- Si lo supiera me quedaría en casa. - se quejaba Carmen – Me daba miedo que desastre hará ese Paraguayo en la cocina sin mi, pero ahora me da igual y la cocina y el menú.

- Dejad de llorar como niños. - les subía el animo - Seguid me despacio y con cuidado, veréis que saldremos al salvo.

Pegados a las fachadas íbamos un tiempo los tres en silencio, mientras del Cerrillo se hacía eterno, hasta me preguntaba si no me equivoqué forzando la vista sin conseguir ver nada mas que el blanco, espeso como una pared.

- ¡Perdonen! - se oía de repente desde la niebla.

Los tres intentábamos ver de donde viene la voz, pero no se veía nada excepto la niebla.

- ¿Villalba? - preguntaba la voz desde la niebla.

- ¡Cuidado Miguel! - me avisaba Ángel apretando se a mi - Puede que es un extraterrestre. - añade en voz baja.

- Que va hombre. - le respondí tranquilizando le - Es alguien perdido como nosotros.

- ¿Y como que él nos ve a nosotros y nosotros no le vemos a él? - pregunta en voz baja Carmen, agarrando me el brazo.

Es cierto pensé, intentando ver algo en la niebla, pero no veía nada.

- ¿En que dirección es Villalba? - preguntaba de nuevo la voz desde la niebla, a lo que los dos se apretaban aún mas a mi.

- ¡Es esto! - comentaba Ángel en voz baja - ¡La niebla! La hicieron ellos... extraterrestres, para invadirnos.

- ¡Claro! - confirma Carmen - Por eso no los vemos.

Hasta me hicieron dudar, aún que yo no creía en estos rollos de extraterrestres, pero era verdad, ¿como él nos veía a nosotros y nosotros a él no?

- ¿Cuantos somos? - pregunté en voz alta hacia la niebla, como si por comprobar.

- Tres. - responde la voz desde la niebla - ¿Porque?

Como si se me cortaron las piernas.

- ¿Lo ves? - pregunta Ángel en voz baja.

- Parece que es solo uno. - respondo intentando mas tranquilizarme a mi mismo que a ellos.

- ¿Y porque pregunta por Villalba? - se extraña Ángel.

- Seguro ahí tienen que aterrizar los suyos. - comenta Carmen.

- Oye tranquilos, nosotros somos tres y él solo. - de nuevo intenté tranquilizarnos.

- Si, pero Dios sabe que armas tiene ese. - se queja Ángel - Y nosotros desarmados.

- Yo solo tengo el sartén ese grande que lo presté del bar para hacer la tortilla a Manolo - comenta Carmen.

- ¿Porque no se acerca? - pregunté hacia la niebla.

- ¿Porque? - pregunta la voz desde la niebla, pero sonaba distinto.

Un fuerte grito de los tres de nuevo rompió el silencio en el que hasta se oían nuestros corazones acelerados de miedo y una sombra apareció desde la niebla delante nosotros.

- ¿Que coño os pasa? - preguntaba sombra y al cercarse pudimos ver a Fernando con una sorpresa en su rostro.

- ¡Joder tío, casi nos matas de susto! - le comenté, pero en voz baja. - ¿De donde vienes?

- Me iba a Ladrillo como quedamos, pero me perdí en esa mierda de niebla. - explica Fernando - Y a vosotros que os pasa?

- Hay un extraterrestre ahí. - explica Ángel en voz baja.

- ¿Que extraterrestre y que cojones? - se extraña Fernando.

- Si, extraterrestre. - confirma Carmen - Él nos ve y nosotros a él no.

- ¿Y donde está? - pregunta Fernando extrañado.

- Ahí delante. - le respondo enseñando a la espesa niebla.

Unos momentos los cuatro estábamos sin éxito esforzando la vista intentando ver algo en la niebla.

- Perdone por insistir, pero si solo me indiquen en que dirección es Villalba, no les

molestaré mas. - insistía la voz desde la niebla.

- ¿Cuantos somos ahora? - pregunte en voz alta hacia la niebla.

- Cuatro. - responde la voz - ¿Porque?

- ¿Lo ves? - comenta Ángel al Fernando el que intentaba creer lo.

Tras unos momentos de duda, Fernando se agacha un poco dando nos señal con la mano a que hacemos lo mismo.

- Somos cuatro y él solo. - explicaba Fernando - Le reduciremos y te haremos cantar cuando y donde aterrizarán los suyos de la invasión esa. Y con esto alarmaremos a las autoridades.

- Pero es un invasor. - se quejaba Ángel - Seguro que va armado hasta los dientes con esos lásers y yo que sé.

- Me dan igual y lásers y todas las mierdas extraterrestres. - comenta Fernando con decisión - ¡A mi pueblo no lo invade nadie!

- Mejor si llamamos a los polis... - proponía yo.

- ¿Esos inútiles? - responde Fernando con ironía - Tu Miguel vete con Ángel por ese lado, tu Carmen por ese y yo le atacaré de frente. ¿Vale?

No me quedé muy convencido con la táctica, pero es lo que había. Me fui con cuidado por la derecha, estirando a Ángel agarrado a mi chaqueta. De repente se oía fuerte sonido metálico, me di cuenta que es la sartén de Carmen.

- ¡Lo tengo! - chillaba Carmen desde la niebla - ¡Ay! Falsa alarma. Perdona Fernando.

- ¡Aaaaaay! - se oía el grito de Fernando.

- Yo lo dejo. - comentaba Ángel soltando mi chaqueta y desapareciendo en la niebla detrás.

De repente choque con alguien. ¡Extraterrestre! Le agarre el cuello con fuerza.

- ¡Aaaay! ¡Por favor! - chillaba extraterrestre - ¡Suelte me!

De repente se me hizo todo oscuro y sentí un fuerte dolor en la cabeza. Estaba seguro que el extraterrestre me disparó con alguna de esas armas letales y justo cuando pensé que es el fin, oí la voz de Carmen.

- ¡Ay, perdona Miguel! - se disculpaba.

- ¿Pero que os pasa? - preguntaba extraterrestre debajo de mi aterrorizado.

- ¿Vienes a invadirnos la planeta y que nos pasa a nosotros? - le chilla Carmen intentando darle con la sartén.

- Yo no invado a nadie, solo busco camino para volver a hotel. - casi llorando explicaba extraterrestre.

- ¿Volver a hotel? ¿O a hotel Marte? - chillaba Carmen cabreada.

- No, a hotel FC Villalba. - explicaba extraterrestre aterrorizado.

Se me aclaró mientras un poco delante los ojos y el hombre debajo de mi no se parecía a extraterrestre, era mas bien como un pijo aterrorizado.

- ¿Y como tu nos veías y nosotros a ti no? - le pregunté sin soltarlo por sea caso.

- Es la aplicación en mi Samsung. La cámara con infrarrojos, mira... - decía pobre enseñando su teléfono.

- ¡A ver! - se oía voz de Fernando desde la niebla apareciendo con una mano en la cabeza y expresión de dolor en su rostro cogiendo el teléfono de la mano de ese, el que ya no me parecía a mi un extraterrestre.

Fernando estaba mirando a la pantalla moviendo el teléfono de un lado a otro.

- ¡Joder que pasada tío! - comentaba Fernando - Veo a Ángel ahí. ¡Ven aquí cabrón!

- ¡Yo no soy con ellos! - se oía a Ángel chillando desde la niebla.

Me levanté y en mismo instante el que se suponía que era extraterrestre desapareció en la niebla corriendo.

- ¡Soy Fernando, capullo, joder! - se oía a Fernando en la niebla, volviendo con el Ángel aterrorizado.

- ¿Veremos con eso llegar a alguna parte? - preguntaba Carmen.

- Yo que sé. - comenta Fernando - Se ven solo personas como esas manchas rojas.

Y en este momento se oyó el sonido de hojas de arboles, movidas por el viento soplando desde la sierra y en unos instantes la niebla desapareció como si nunca no escondía todo. Caminando lentamente hacia Ladrillo Fernando jugaba con el teléfono del extraterrestre.

- Vaya pibon que tiene ese, jejejeje. - comentaba Fernando - ¡Anda! Y otro mas jejejeje.

- Ya veía yo que es un golfo. - comentaba Carmen - Lastima que no le dí con la sartén.

- Pero lo diste a mi. - me quejaba - Casi me reventas la cabeza.

- Anda y a mi. - comentaba Fernando, sin levantar la mirada del teléfono.

En Ladrillo nadie creía a Fernando lo de extraterrestre, aún que enseñaba a todos la prueba material, el teléfono con la tecnología aún desconocida por la rasa humana. Yo no comentaba nada... hasta quinta cerveza y es cuando el extraterrestre obtuvo un aspecto de Terminator y estaba a punto de matar todo Moralzarzal. Hasta la Ruth la camarera nos invito una ronda por salvar tantas vidas, igual nos creía, igual de cachondeo, quien sabe.


martes, 11 de mayo de 2021

PURGATORIO



PURGATORIO relata sobre un día en una de estas estaciones de tren, las que se ponían entre varios pueblos par que sean cerca de todos. Y se quedaban lejos de todos. Aisladas, obtuvieron su personalidad como cualquiera sociedad, pero enriquecida de todo un abanico de caracteres viniendo ahí y partiendo con el primer y el último tren. Cada uno con su historia muy particular, creando todas juntas una red social en un tiempo de últimos días antes de teléfono móvil e Internet, cuando la vida era simplemente real. 

*  *  *

El tiempo no existe. Al menos no tal y como nosotros lo percibimos, como una corriente continua y fluida. La culpa es de Platón y su interpretación de Heráclito. Panta rei. Todo fluye. No puedes dos veces entrar en el mismo río, comprendiendo que el agua del caudal se ha ido y vino nueva, otra. De ahí todas estas hipótesis de viajar en el tiempo, como si fuese un río donde se puede anticipar el futuro remando hacia atrás o incluso recuperar el pasado remando hacia adelante.

Pero en realidad no es así. Es solo nuestra forma de percibir una corriente como algo fluido y continuo, sin dar importancia a lo que en realidad la compone. Una explosión por ejemplo es un golpe de fuerza muy puntual y nada tiene que ver con fuerzas dinámicas las que propulsan movimientos. Pero una serie de estas explosiones puntuales, conectadas con un mecanismo adecuado se convierte en algo lo que vemos como una propulsión continua. Es un simple motor de cualquier vehículo, el que en lo que vemos como visible continuidad en realidad contiene lo invisible, miles de explosiones puntuales, cada una con su personalidad e integridad y sin nada que ver con la imagen de una constante continuidad en nuestras cabezas. Solo su ruido se queda como prueba de su existencia. Ruido ademas relativo en sentido de tiempo, porque el sonido es lento en viajar y lo oímos siempre mas tarde, fuera de su tiempo, cuando ya no existe y cuando ya lo sustituye el sonido de una siguiente explosión. Relativo y compuesto de instantes, cada uno con su propia identidad, así es el tiempo en realidad. Viajar en tiempo significaría ir de un instante al otro, el que pasó y ya no existe, o al que aún no ocurrió y el que asimismo tampoco existe. Salir del instante actual no sería viajar en tiempo, sería dejar de existir.

Además y el pasado y el futuro siempre lo vemos de punto de vista actual, de una forma muy subjetiva, donde el matiz de los detalles insertados de esta forma por nuestra mente puede variar el sentido de los hechos, hasta torcerlos en el como no fue, o como nunca será. Es un esfuerzo asimismo hablar con plena objetividad de una época del pasado, incluso reciente. Hablar de comunicación en tiempos cuando gente estuvo acostumbrada de no tenerla y vivir perfectamente sin ella, hablar de tiempo en una época cuando los instantes se juntaban con menos prisa e impaciencia. Una plena objetividad en este caso puede causar un efecto contrarió, para que la verdad nos parece increíble, porque las cosas las vemos y de costumbre comprendemos de otra forma.

Y que mas increíble que una idílica imagen de tranquilidad del campo con sol saliente y con los pájaros lejanos cuyos voces rocían el silencio como lo hacen estas pocas y escasas gotas de una llovizna primaveral en el cristal de una ventana. Y solo sonido de una flauta lejana, tocando una suave y dulce melodía se esta colando en el silencio matinal el que por fin se rinde ante el sonido ce campanas y voces de ovejas, las que como apareciendo de nada están cruzando el campo seguidas por un pastor. Un buenos días habitual en este lugar, pero no y para Lorenzo, un joven trajeado con corbata y de un aspecto pijo, el que destaca de todo lo demás como un parche de seda sobre un mantel desteñido de un mesón de pueblo. Destaca, pero obviamente sin intención de hacerlo y con enormes ganas de desaparecer de esta imagen idílica la que le rodea. 

Con un paso lento sin seguridad Lorenzo cruza unas vías de tren las que dirigiendo se al infinito atraviesan el campo deserto y se detiene en un viejo anden de una estación de tren solitaria y rodeada de campo, con su típico piso del jefe de la estación arriba y su porche delantero sobre el anden, donde hay varios bancos y una persona durmiendo en uno de ellos. Lorenzo se fija en su zapato “de piel genuina” manchado del barro y con una expresión de asco en el rostro con un pañuelo de papel lo intenta limpiar, subiendo con un suspiro de desesperación la mirada hacia el hombre dormido en el banco. Tras dudar un poco y pasando con la mirada por todo el alrededor, como buscando la salida, Lorenzo con una gran inseguridad se acerca al hombre dormido. ¿Quien será? ¿Que hace aquí? Y mil preguntas mas están cabalgando como los jinetes de apocalipsis por su cabeza, dejando le unos instantes como un monumento creado por un escultor de estos los que les gusta que su obra destaca del entorno. Con una gran confusión en su cabeza y aún dudando Lorenzo se acerca al hombre en el banco.

- Perdone... oiga... - en voz baja pronuncia Lorenzo, de nuevo con inseguridad mirando a los lados y acercando se un poco mas - Está usted vivo? Oiga!

El hombre en el banco de aspecto de un vagabundo sigue durmiendo. Con un suspiro de desesperación con la mano y con mucho cuidado, como cuidando de no mancharse, Lorenzo le estira la chaqueta una y otra vez. El vagabundo abre un poco los ojos cerrando los de nuevo y con una expresión de mal ánimo pronuncia algo incomprensible. Lorenzo sigue completamente confundido y de nuevo mira a los lados, pero por fin se agacha un poco hacia el hombre.

- Perlez vous... Francais? - pronuncia Lorenzo desesperadamente.

El vagabundo abre los ojos y con un cabreo en su rostro y le grita.

- ¡Es mi banco! Mío! ¿Entendido? - grita el vagabundo enseñando con la mano en un lado

- Ahí tienes otro si quieres dormir. ¡Pero este es mío!

Lorenzo primero se queda con un gran sorpresa en su rostro, la que pasa a una sonrisa tonta y de resignación.

- Que no, que va, jajajaja... - ríe Lorenzo y continúa intentando recuperar una expresión de seguridad y superioridad - ¿Dormir yo en el banco? Que va, solo quisiera preguntarle...

- ¡Todos queréis mi banco joder! Como si no hay otro. - le corta el vagabundo.

- Que no quiero su banco. - sonríe con resignación Lorenzo - Solo quisiera preguntarle

¿Cuando sale el primer tren de... este sitio?

- Hoy. - Le responde el vagabundo, poniendo se mas cómodo en el banco.

- Como que... hoy.. - pronuncia Lorenzo con confusión en su rostro - ¿a que hora me refiero?

- Esto no se sabe. - responde el vagabundo con ojos cerrados y listo para seguir durmiendo - Antes tiene que pasar el que no para y después viene el primero... y el último, vaya, es el único que para.

- Pues, vaya marrón en que me metí. - pronuncia con desesperación Lorenzo mirando a los lados y alejando se un poco - ¡Vaya marrón en que me metí!

Lorenzo pasa con la mirada por el vagabundo el que sigue durmiendo y acercando se al otro banco intenta arreglar su pelo despeinado un poco por el inesperado soplón de viento. El banco está un poco ensuciado de polvo. Lorenzo saca del bolsillo la bolsita de pañuelos de papel, sacando el último.

- ¡Vaya, el último pañuelo! - con suspiro de disgusto pronuncia Lorenzo

Lorenzo de modo un poco torpe intenta colocar con perfección el pañuelo sobre el banco, mientras de lejos aparece un sonido distorsionado de un vespino acercando se. El nuevo soplón de viento se lleva el pañuelo mientras el Pijo intentaba sentarse y este, medio sentado y mirando por un momento la bolsita vacía en su mano se va rápido tras el pañuelo, el que el viento se lo lleva detrás de la esquina del edificio, haciendo Lorenzo correr agachado intentando alcanzar el pañuelo.

Mientras tanto el sonido de la moto llena el espacio y se oye cada vez mas alto, culminando transformando se en el sonido de un fuerte golpe, acompañado de unos gritos de susto y dolor.

De la nube de polvo en el suelo incorporando se aparece el Chapas, un joven, gordito de un aspecto heavy metal, con melena y sin afeitar y un con un joint apagado en su boca.

- ¡Jodeeer, tioooo! ¡Jodeeeer! ¡La puerta del tiempo! - grita con gran sorpresa Chapas - Acabo de montarme en la moto y ya estoy aquí. ¡En un instante! ¡Jodeeer!

Detrás de él, también incorporando se con dificultad aparece Lorenzo, despeinado y cubierto de polvo, con la expresión de gran susto y dolor en su rostro.

- ¡Aaaay! Casi me matas, gilipollas! - grita Lorenzo - Que cojones puerta... de tiempo, vas drogado perdido, joder, aaaaaay... - levantando se intenta limpiar el polvo de su traje - Mira mi Armani, vaya como me puse... esto es para tintorería ya, joder...

Chapas pasando de Lorenzo y visiblemente mareado empuja la moto hasta la puerta de la estación, la pone en patas, pero esta cae de inmediato y él sin darlo importancia saca una llave con cadena típica de los heavies e intenta introducirla en la cerradura de la puerta. Tras varios intentos no lo consigue y de pie y apoyado con la cabeza contra la puerta comienza roncar.

En el cálido y lleno de detalles interior del piso del jefe en la planta encima de la estación,Pablo el jefe de la estación, un hombre de alrededor de cincuenta, gordito y calvo y con típicos bigotes de autoridad, intentando atar la corbata se acerca a la ventana, mirando hacia abajo.

- Pues vaya fiesta que nos espera hoy. - comenta Pablo con la resignación sobre actuada - ¡Vaya fiesta! - añade

Marta, la mujer de Pablo aparece entrando en salón trayendo un aire estadounidense de años setenta con su bata de casa de colores agresivos, los rulos en los pelos y lonchas de pepino en la cara.

- El Chapas viene al trabajo borracho y drogado. - comenta Marta con ironía - ¡Vaya novedad! Jajajaja.

- ¡Pues, con esto se acabará, de una vez por todas! - decisivamente dice Pablo vistiendo la chaqueta y dirigiendo de forma disimulada una mirada hacia ella.

- ¡Ja! - ríe Marta con ironía y quitando las lonchas de pepino de su cara

- ¡Puede ser sobrino de... Santo Dios! ¡Ya verás! - bruscamente y obviamente sobre actuado dice Pablo poniendo se el gorro del jefe.

- Todo lo que veré es que seguiremos como dos gilipollas en este desierto, mientras otras mujeres de jefes de estación se pasean por las avenidas y bulevares. - con ironía y desprecio comenta Marta, recogiendo la mesa.

- ¡Anda tu, siempre con lo mismo! - dice Pablo con un cabreo teatral.

- ¿Y sabes porque? Porque sus maridos no son inútiles como el mío. - sigue Marta pinchando - ¡Por esto!

- Ya sabes que el Sanchez me prometió... - intenta explicar Pablo pero Marta le interrumpe

- ¡Hace ocho años! ¡Ocho! - grita ella.

- Es que los cabrones no se quieren jubilar. - comenta Pablo como si se quiere disculpar.

- Ahora vendrá y la locutora, la que tiene un sueldo como el tuyo, tan solo por anunciar un único tren al día. ¡Ja! . Sigue Marta con ironía.

- Cuando vivimos en un país de broma, donde cada jefazo hace lo que le da la gana. - comenta Pablo abriendo la puerta - Y a nosotros demás solo nos toca trabajar y ganar dinero, para que estos pueden pagar sus... - bajando voz - estas...

- Si, eso es, escapa te, como cada vez que tocamos el tema. - grita tras él Marta con ironía

- ¡Algunos debemos trabajar! - grita Pablo saliendo y con cabreo - Vaya, mira que hora es... - mira al reloj saliendo - Y estos todos vienen a esa hora, jodeeer...

- A ver si consigo por lo menos sacar a esta pobre niña de este purgatorio de los desgraciados. - comenta con un suspiro Marta abriendo otra puerta - ¡Conchiiii cariñoooo!¡Despiertaaa! Te tienes que arreglar para la entrevista de trabajo cariño. - grita ella y con un suspiro continua en voz baja - A ver si habrá suerte...

En el tranquilo exterior de la estación Chapas sigue roncando apoyado con la cabeza contra la puerta, la que de repente se abren y él cae dentro del antiguo y oscuro hall de la estación. Despertando se en el suelo, Chapas ve en contraluz al Pablo el que está junto la puerta abierta.

- Hola jefe, buen día hoy, ¿no? - comenta con falsa amabilidad Chapas - ¿Hoy es la paga? - continua levantando se.

- Es todo en lo que pensáis. ¡En los sobres! - con resignación responde Pablo - Pero para los sobres hay que trabajar un poco ¿no? - añade con sarcasmo.

- A lo que voy.. a currar. - responde Chapas alejando se - Solo pregunto si vendrá este pringao con las pagas hoy...

En las puertas abiertas detrás de Pablo aparece Lorenzo intentando adaptar sus ojos a la oscuridad del hall.

- ¿Está abierto? - pregunta Lorenzo con indecisión.

- Si señor que está abierto y ¡por el jefe de estación en persona! - responde Pablo de modo teatral - Cuando el personal viene al trabajar cuando les da la gana, por lo menos el jefe debe cumplir, si no... Adelante, adelante.

- Buenos días. - pronuncia Lorenzo entrando con indecisión.

- Adelante, adelante. Buenos días. - comenta Pablo con la falsa amabilidad de un vendedor de seguros en un pueblo de veinte habitantes.

- Quisiera preguntar ¿a que hora sale el primer tren? - pronuncia Lorenzo coninseguridad, fijando se en la escalofriante sonrisa falsa en el rostro de Pablo.

 - La hora exacta aún no se sabe señor, primero debe pasar el que no para. - comenta con sonrisa amable Pablo - De todos modos será avisado por megafonía. - añade.

- Pues... vaya. - comenta confundido Lorenzo.

- Mientras puede entretenerse en nuestra cafetería, - sigue Pablo enseñando con la mano - adelante por favor. - sonriendo y acompañando le con la sonrisa - Un desayuno con un cafecito y el tiempo se le pasará volando. - y añade como para si mismo - Si el borracho del camarero está...

Desde la puerta Lorenzo y Pablo miran el interior de la cafetería viendo mesas con manteles sucios y llenos de vasos y botellas. En una de ellas está el Camarero, en la chaqueta blanca sucia y sin afeitar, durmiendo con el cigarrillo apagado en la boca. Lorenzo está como dudando, pero Pablo, con una amplia sonrisa le empuja dentro, pero fijando se al camarero dormido su sonrisa desaparece.

- ¡Vaya imagen! ¡Vaya imagen! - suspira con desesperación Pablo - ¡Durmiendo aquí borracho! - Grita.

- ¡Estoy recogiendo! - responde camarero levantando un poco la cabeza, pero aún sin abrir los ojos.

En el silencioso anden se ven los viejos altavoces de megafonía y dos palomas en una viga del porche junto ellos. Se oye un corto y brusco ruido de la típica microfonía de antiguas megafonías y las palomas se van volando. En la cara del vagabundo, durmiendo en el banco cae una pluma.

En la puerta de la cafetería Pablo, con una expresión del terror en el rostro, agarra la chaqueta de Lorenzo aterrorizado.

- ¡Dime que no lo hará! ¿Dime lo!- grita Pablo con la mirada de loco.

- El... ¿que? - pronuncia Lorenzo asustado y confundido.

- ¡Dime que no lo hará!- grita Pablo con gran rabia, asustando aún mas a Lorenzo.

- ¡No! ¡No lo hará! - grita Lorenzo aterrorizado.

- ¡Mientes! - grita Pablo con gran rabia, aterrorizando a Lorenzo.

- ¡Miento! - admite casi llorando Lorenzo.

- ¡Lo hará! Lo hará por joderme... - grita con gran rabia Pablo.

En este momento comienza sonar por la megafonía de la estación a toda hostia Highway To Hell.

Tras unos instantes de máxima tensión Pablo rompe a llorar con total desesperación y agarrando fuertemente a Lorenzo, todo aterrorizado y confundido mientras el camarero con una expresión de perdido y de prisa como un robot está recogiendo botellas y vasos de las mesas. 

SALVANDO MADRID

  Se trata de un divertido remake de la anterior película https://www.fulltv.com.mx/libero-2005.html distribuida en siete idiomas y muy bie...