domingo, 23 de mayo de 2021

SALVANDO MADRID

 



Se trata de un divertido remake de la anterior película https://www.fulltv.com.mx/libero-2005.html distribuida en siete idiomas y muy bien acogida y por el crítico y por el publico. La misma historia se “traslada” a la capital madrileña, donde un grupo de amiguetes encuentra a una bomba de relojería, colocada por terroristas junto la misma Puerta de Alcalá. Deciden tirarla al estanque del parque de Retiro, para que agua amortigüe la honda expansiva. Un “viaje” de tan solo unos cienes de metros se convierte en una divertida y cómica aventura.

* * *

- Con esta maravillosa canción me despido de ti, dejándote en manos de Francisco y sus éxitos de ochenta y noventa. Hasta mañana en misma hora. - decía una locutora en una cabina de radio, dando con la mano la señal al Heavy, un hombre detrás de cristal de la cabina de alrededor de los cuarenta, con barba y melena cayendo a sus hombros.

Haciendo click con el ratón en la playlist en la pantalla Heavy arranca la canción y tirando el ratón con resignación acordaba esos tiempos cuando esto se hacía de otra manera. Se ponía tocadiscos en marcha con la aguja puesta, pero con el pulgar sujetando el disco levantando le un poco para que el plato debajo resbalase y con otra mano y con un dedo en cada uno de los potenciómetros se bajaba el de micro y se subía el de tocadiscos, soltando en el momento adecuado el pulgar del disco para que arranque y que la música suavemente se encadena con la voz de locutora... Hoy esto ya no existe, la música se pincha con el ratón, lo hace cualquiera de esos frikis y poniendo su chupa roquera y dejando su sitio a un joven de un aspecto de torpe, Heavy sin despedirse sale.

- Vaya ánimos que llevamos hoy. - comentaba el chico torpe tras él.

- ¡Los ánimos guardo para tu madre! - se oía voz de Heavy de fuera.

Saliendo a la calle, Heavy intenta encender un cigarrillo, pero su mechero no encendía.

- ¡Mecaguen los putos Chinos! - se quejaba Heavy - El quinto mechero que compro en dos días y no enciende.

- Es que me pisaste mi “Tabak” en Moratalaz tres veces, a parte de ahí en Ventas... - se oía a un grafitero viniendo por la calle vacía y reprochando al otro, el que igual llevaba la mochila manchada de pintura.

- ¡Oye chicos, ¿Tenéis fuego? - preguntaba Heavy con el cigarrillo en la mano.

- Si. Tenemos. - responde uno de ellos pasando.

Unos momentos Heavy se queda con el cigarrillo en la mano mirando tras los chicos pasando junto a él sin parar y en fin riendo.

- ¡Mecaguen sus putas madres que os parieron tan gilipollas! - gritaba Heavy tras ellos.

- Si quieres fuego, te lo daré yo cariño. - decía viniendo una negra corpulenta, vistiendo una minifalda, medias de red y una blusa plateada con un gran escote.

- ¿Tienes mechero? - preguntaba Heavy volviendo se hacia ella.

- Mechero no cariño, pero mucho fuego si. - responde ella con una sonrisa viciosa.

- ¿Y que enciendo yo con ese fuego? - preguntaba Heavy con ironía.

- Prueba y verás cariño, jejejeje. - responde ella.

- A mi me hace falta encender el puto cigarrillo, nada mas. - se quejaba Heavy.

- A ti te hacen falta ganas guapo. - comentaba ella alejando se por la calle vacía.

- Hablando de ganas... - decía en voz baja Heavy, entrando en un restaurante con la persiana ya medio bajada.

- ¡Estamos cerrados! - decía un camarero con mala cara recogiendo lo que quedaba en las mesas.

- No, es que solo voy un momento al váter... - decía Heavy intentando pasar, pero el camarero se le pone delante.

- ¡Está ya limpiado! - le comentaba seco el camarero - Además es solo para los clientes.

- Pues pon me una caña y ya soy cliente. - proponía Heavy - Es que me meo tío.

- La caja está cerrada, así que no puedo servirle. - no se resistía el camarero - Y como no es cliente, no puede usar los baños.

- ¡Vale! - se rinde Heavy - ¡Capullo! - añade saliendo.

En la calle vacía Heavy estaba mirando si hay algo abierto, pero no veía nada.

- ¡Vaya capital europea! - se quejaba Heavy - Todo cerrado como en un puto pueblo.

Andando por la calle vacía a Heavy le pareció ver algo abierto en un callejón y llegando hasta ahí entró en un pequeño bar con unas pocas personas dentro.

- Una caña. - digo Heavy de paso al camarero dirigiendo se con prisa al servicio.

- ¡Heavy, leyenda! - decía un joven trajeado y de aspecto pijo poniendo se delante de él.

- Hola... - respondía Heavy intentando pasar.

- Precisamente hablaba a este cliente mío de “Los Rodolfos” como era antes diferente promocionar un disco. - se enrollaba el trajeado.

- Si. - responde Heavy intentando pasar - Incomparable tío.

Mientras el camarero le sirve la caña fría, haciendo le a Heavy dudar por un momento si seguir al baño, o echar antes un trago de cerveza.

- Esta invito yo. - decía el trajeado al camarero, quitando por un momento las dudas de

Heavy, el que casi la bebe de un trago. - Mi amigo Heavy es la eminencia del mundo de radio. - explicaba al joven con un aspecto igualmente pijo el que estaba con él.

- Encantado. - decía otro.

- Pon nos aquí otra. - decía el trajeado al camarero - Heavy nos puede echar una mano en promoverlo en la radio - explicaba al otro.

- Vale, solo tengo... - decía Heavy acabando la primera caña.

- Seguro que ya conoces a “Los Rodolfos” - decía el trajeado - Yo los represento y ahora tienen una verdadera bomba tío, “Soy un sexy boy” será un exitaco, te lo juro.

- Vale, solo tengo que ir u momento al baño. - decía Heavy.

- Está estropeado. - decía camarero.

- ¡Joder! - se quejaba Heavy.

- Soooy un seeexy booooy... - cataba el trajeado. - ¿Te suena?

- No, pero veremos... - decía Heavy acabando la otra caña.

- Toma. - decía el trajeado dando le un CD con un billete de cincuenta euros encima - Intenta ponerlo lo mas que puedas, ya sabes.

- Claro, no te preocupes. - decía Heavy poniendo el CD y el billete en los bolsillos - Es que me esperan ahí unos... - añadía alejando se de ellos hacia la puerta.

- Vale leyenda. - decía el trajeado tras él - Nos veremos.

No hubo nadie en la calle mientras Heavy iba hacia la iluminada calle Alcalá en el fondo, ya pensando como solucionar de emergencia lo de ganas de orinar. Y justo al ver uncontenedor de basura adecuado para esconderse un poco, oyó a un pequeño perro ladrando tras él.

- Tiene miedo. - decía una voz femenina y al volverse Heavy veía a una señora vestida con una bata de casa, paseando un pequeño perro.

- ¿Miedo? - se extrañaba Heavy.

- Si. - explicaba la señora - Tiene miedo de todo el mundo, por esto ladra.

- Lo que me faltaba, perro paranoico. - se quejaba Heavy en voz baja saliendo a la calle Alcalá, donde tampoco hubo gente.

- ¿Que pasa gordo? ¡Jajajajaja! - se oía alguien gritando tras él y al darse vuelta Heavy veía a su amiguete Easy un hombre de misma edad también con un aspecto roquero con barba y melena pero bastante mas delgado que Heavy, acompañado por Hans un chico algo mas joven con cabeza rapada y un aspecto nazi.

- Pasa que me estoy meando tío. - responde Heavy mientras los dos se le acercaban.

- ¿Pues a mojar a la puerta? - preguntaba Easy con sonrisa - Hace casi dos años que no lo hicimos.

- No queda otra. - responde Heavy y los tres cruzan la calle hasta la Puerta de Alcalá.

Una vez junto la puerta los tres se ponen en posición para orinar.

- ¿Te acuerdas gordo cuando lo hicimos primer vez? - preguntaba Easy.

- Si, hombre. - responde Heavy - Éramos chavales entonces. Nos fotografiaron esos Japoneses y hasta lo pusieron en Internet.

- Si les convenciste que es costumbre madrileña jajajaja. - comentaba Easy.

- ¡Una bomba! - decía Hans.

- Si, era una bomba en Internet. - confirmaba Easy.

- ¡No! - explicaba Hans - ¡Una bomba de verdad! Aquí.

Acercando se a Hans los tres estaban sin palabras mirando a una bomba de relojería junto a uno de los pilares de la puerta.

- Parece de verdad tío. - comentaba Easy preocupado.

- Y es de verdad. - comentaba Hans.

- ¿Y tu como coño lo sabes? - preguntaba Heavy.

- Joder, lo sé porque no soy tinto como tu. - respondía Hans.

- Puede que es un cachondeo de alguno de esos gilipollas. - opinaba Heavy.

- Pero si que parece de verdad tío. - comentaba Easy preocupado.

- Tiene ese display de reloj de verdad. - explicaba Hans - Demasiado caro para una broma tonta, es de verdad segurísimo

- ¿Y que cojones hacemos? - preguntaba Easy mirando al alrededor desierto.

- Pasando tío. - proponía Hans - No es nuestro problema.

- Es verdad... - le daba razón Heavy.

- Si pasando. - comentaba Easy - ¿Y que si explota cuando haya alguien? ¿Unos niños por ejemplo? Sería como si los hemos matado nosotros tío.

- ¿Cómo coño nosotros? - se quejaba Heavy - No la pusimos nosotros.

- Si, pero pudimos prevenirlo. - explica Easy.

- ¿Llamamos a los polis? - propone Heavy.

- ¿A los polis? - preguntaba Hans con resignación -¿Nosotros tres con esas pintas junto a una bomba? ¡Anda tío!

- Es verdad... - le daba razón Heavy. - Pues anda tu don responsable, haz algo, yo me voy a coger el búho pa' Vallecas.

- Calmaos joder, escuchad. - comentaba Easy – La podemos tirar al estanque del Retiro. El agua amortiguará a la honda expansiva y solucionado.

- Vale, solucionado. - decía Heavy - Adiós.

- Espera, joder. - decía Easy - Tienes que hacerlo tu. Hans tiene condicional, si le ven con bomba por ahí no saldrá de chirona hasta la jubilación. Y yo, ya sabes que tengo pendiente eso del capullo de portero ese de ahí en Vallecas... Solo quedas tu sin antecedentes.

- ¿Y se supone que por eso tengo yo que ir con la bomba por ahí? - se quejaba Heavy.

- Que va. - le convencía Easy - Son dos pasos tío y ya estás en el parque, ahí ya no te ve nadie hasta el estanque.

- Jodeeeeer... - dudaba Heavy.

- Anda tío, es nada. - comentaba Easy - Y tu y yo Hans mejor que nos largamos, si no, nos meteremos en lío gordo.

- ¡Esperad, joder! - se quejaba Heavy - ¿No va explotar la mierda al cogerla?

- Que va. - explicaba Easy alejando se con Hans - Solo ten cuidado, nada mas.

- Ten cuidado con esos cables. - añadía Hans.

Mientras Easy y Hans ya se alejaban hacia Cibeles, Heavy se quedó mirando a la bomba en el suelo y sin poder comprender porque se metió en ese follón. Tras dudar un rato, Heavy se atreve coger la bomba con mucho cuidado y visible miedo levantando la del suelo comienza con unos pasitos lentos cruzar la calle.

- Si esto revienta... - se quejaba Heavy en voz baja - No será “De Madrid al cielo”, sino de Madrid directo al puto infierno.

- ¡Heavy, cabrón! - se oía - ¿Dónde vas?

Al darse vuelta Heavy veía a Manolo, el camarero de Casa Salvador viniendo con un bocadillo de medio metro envuelto en papel de plata bajo brazo.

- Hola Manolo. - respondía Heavy confuso - Voy ahí... al Retiro.

- Esta cerrado. - decía Manolo - Parece que ahora lo cierran por la noche.

- ¡Jodeeer! - suspira Heavy llegando hasta un banco y dejando con cuidado la bomba encima se sienta junto ella. - Y tu ¿Qué haces en esas horas?

- Es mi pena Heavy. - comentaba con un suspiro Manolo sentando se junto a él. - Ya has oído lo de mi mujer Marta...

- No. - se extrañaba Heavy - ¿Qué la pasó?

- No la encuentro. - explica Manolo - Comienzo todo hace ya casi veinte años, cuando se perdió nuestro hijo Alfonso. Tenía entonces cuatro añitos. Como cada día Marta le llevó al parque aquí para jugar, pero ese día apareció ese Dminguez el vecino ese pesado el que iba tras mi Marta y la distrajo. Y el niño desapareció. Lo hemos buscado por todas partes y nada. Como si la tierra se le tragó.

- ¿Y que pasó? - preguntó Heavy intrigado.

- Marta y y no nos rendimos. - continuaba Manolo - Cada tarde todos estos años íbamos al Retiro a buscarle, cada tarde, hasta que un día hace poco Marta se fijó en un vagabundo, convencida que es nuestro Alfonso. Intenté convencerla que no lo es, pero no hubo forma, así que le trajimos a casa. Ahí Marta se empeño a que él se acuerda de algo, de su habitación la que se quedó igual desde entonces, incluso le bañaba como antes...

- ¿Pero no era él, no? - preguntaba Heavy.

- Que va. - se quejaba Manolo - Era un aprovechado, pero no huno forma de convencer a Marta, así que un día... Se fue con él... Y ahora a ella tampoco la encuentro.

- ¿Y crees que estaría por el Retiro? - preguntaba Heavy.

- Lo mas probable. - comentaba Manolo - Ese vagabundo creía que es uno de los de Star

Teks y hablaba ahí con los arboles, como si eran tripulantes suyos de ese Enterprise o yo que sé. Seguro que sigue por ahí. Y mi Marta con él.

- ¿Y ese bocata, lo llevas para ella, si la encuentras? - preguntaba Heavy.

- ¿Que? - como si se despertaba Manolo - No, es mío, no me dio tiempo cenar ahí. Es lomo con pimientos. 'Sta de puta madre. ¿Quieres mitad?

- Hombre... - sonríe Hevy cogiendo la mitad del bocadillo - Solo faltan unas cervecitas...

- Flias. - se oía detrás de ellos - Dos eulo.

Al volver la mirada atrás veían a un Chino con una enorme maleta frigorífica.

- ¿Chen? - se sorprende Heavy - ¿De donde coño vienes tu?

- De coño vienes tu, jajajaja. - ríe Chen - Vengo de Sol, hubo una plotesta, pelo todo plingao no beve celveza. Negocio luina.

- ¿Y los polis te dejan vender cerveza ahí? - se extrañaba Heavy.

- Deja mielda. - se quejaba Chen - No deja. Coge una lata cada poli.

- Pues que ya estás, pon nos dos latas aquí, anda. - decía Manolo dando monedas al Chen.

- Me tomo y yo una, a tomal pol culo negocio luina. - comentaba Chen dando les las latas y sentando se junto ellos. - ¿Y tu que hace aquí con esa bomba? - preguntaba Chen.

- ¿Que bomba? - preguntaba Manolo aterrorizado.

- Esa, joder... - explicaba Heavy - le encontremos ahí junto la puerta...

- ¡Pero estás loco, nos puede matar! - gritaba Manolo levantando se.

- No. - decía Chen - Hay tiempo.

- ¿Y tu como lo sabes? - desconfiaba Manolo.

- Aquí pone en display. - explicaba Chen - Mañana a medianoche hace bum.

- Ah pues... - decía Manolo volviendo a sentarse.

- ¿No quieres eso? - preguntaba Heavy a Manolo.

- ¿El que? - se extrañaba Manolo mareado.

- Tu mitad de bocata. - explicaba Heavy - por si no lo quieres...

- Joder, coge lo. - decía Manolo preocupado.

Un tiempo se quedaron los tres en silencio, Hevy comiendo y el Manolo dando vueltas a la cabeza.

- Ahí algo no encaja tío. - decía Manolo - ¿Porque alguien dejaría una bomba hoy, para que explota mañana por la noche?

- Selá telolista tonto, jejejejeje. - comentaba Chen.

- Pon nos otras cervezas, anda. - decía Heavy comiendo - te lo pagaré mañana.

- ¡No mañana! - se quejaba Chen - Ahola.

- Vale, pesao... - comentaba Heavy dando le monedas a Chen y recogiendo la lata. - Ese

Chen me da lata, jejejeje. - decía Heavy a Manolo dando le su lata.

- Cuida me la maleta, voy a puelta a meal. - decía Chen levantando se.

- ¿Mear al monumento de la capital? - se extrañaba Manolo - ¡Que poco respeto tío!

- Es costumble aquí. - explicaba Chen - Pone en intelnet. - añade alejando se.

- Es verdad... - confirmaba Heavy terminando a comer y echando un gran trago de la lata.

- Pues vaya personaje ese... - decía Manolo.

- Chen. - decía Heavy. - Es buen chaval.

- ¿Y como tienen esos nombres, Chen, Chan? - comentaba Manolo

- Es porque los nombres ahí le dan así que cogen un bol ese de chapa y le tiran al suelo y según el ruido que hace, el niño obtiene el nombre. Chin Chen, Chan Chong...

- Es coña. - decía Manolo.

- No tío es verdad. - explicaba Heavy - Me lo contó un profesor Chino.

- ¿Y como entonces ese que era dictador ahí, Mao ese? - preguntaba Manolo.

- Pues dieron con el bol al gato. - explicaba Heavy.

- Tiene lógica. - admitía Manolo - Pero lo de bomba no.

- Tu tío estas buscando lógica en todo. - decía Heavy - Pero no la hay, a veces cosas simplemente son como son.

Y era pura verdad. Esperamos lógica de todo lo que trae el futuro, pero el futuro casi siempre nos sorprende. Igual es porque la lógica también cambia con el tiempo, lo lógico de ayer a veces no lo es de hoy y lo lógico de hoy no lo es de mañana.


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